Después de la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos enfocaron su atención hacia América Latina en donde históricamente han impuesto su hegemonía política y económica en nombre de la libertad, la democracia y la cooperación económica de los pueblos para el bienestar y la prosperidad comunes. Muestra de la política exterior estadounidense en América Latina son las acciones o golpes militares promovidos por la Central Intelligence Agency (Agencia Central de Inteligencia, CIA) para derrocar a los gobiernos con tendencias nacionalistas o izquierdistas.
La revolución cubana liderada por Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara había derrocado al régimen dictatorial de Fulgencio Batista que contaba con el respaldo de los Estados Unidos en tanto preservaba como fiel guardián sus privilegios e inversiones económicas en la isla (1959). Al lesionarse los intereses económicos estadounidenses con las medidas nacionalizadoras y la declaratoria abierta de que el gobierno implantado en Cuba era antiimperialista y antiyanqui, reafirmando así su tendencia marxista-leninista, el rompimiento cubano-estadounidense y la aplicación del bloqueo económico por parte del gobierno de Dwight D. Eisenhower.
Para los Estados Unidos era intolerable la existencia en América de un régimen que evolucionaba rápidamente hacia el comunismo, ya que constituía una amenaza en la región no sólo como difusor de los ideales de la revolución proletaria, sino también por su iniciativa de tejer los lazos de unidad de un latinoamericanismo que desafiaba su predominio imperialista y su política intervencionista. Con el ascenso del demócrata John F. Kennedy se lleva a cabo el plan ideado previamente por la CIA de invadir Cuba.
Los disidentes o contrarrevolucionarios cubanos exiliados en los Estados Unidos habían recibido entrenamiento militar, y se preveía el apoyo naval y aéreo para garantizar el éxito de su empresa. La invasión, con el propósito de derribar al régimen de Fidel Castro, se lanzó a mediados de abril, eligiendo como punto de desembarco Playa Girón, en Bahía de Cochinos (1961).
Invasión anticastrista en Playa Girón, abril de 1961
La expedición derivó en un fracaso total. La asistencia de la aviación y el suministro de la artillería naval estadounidense nunca llegaron, ni tampoco hubo alzamientos populares en la isla como se pronosticaba, sino que los cubanos movidos por un fervor nacionalista apoyaron a su gobierno. En menos de 48 horas los invasores fueron derrotados y la figura de Castro se acrecentó reafirmándose en el poder.
Fueron las agresiones continuas y la posibilidad latente de una nueva invasión a gran escala directa o patrocinada por los Estados Unidos, lo que orilló al gobierno castrista a acercarse a la URSS para negociar una serie de acuerdos económicos y militares. Los gobiernos soviético y cubano celebraron un acuerdo secreto para el establecimiento de cuarenta misiles en Cuba, y la llegada de unos 40 mil soldados soviéticos y más de 10 mil civiles para encargarse de la instrucción militar y de asesoría técnica.
La “Crisis de los misiles” o la “Crisis de octubre” como se le conoce en Estados Unidos y en Cuba respectivamente, tuvo lugar entre el 14 y el 28 de octubre de 1962. Aviones de reconocimiento U-2 de la fuerza aérea estadounidense fotografiaron rampas de lanzamiento y misiles a medio instalar en Cuba con alcance de 3 mil kilómetros con gran poder de destrucción que tomó por sorpresa al gobierno de los Estados Unidos. Kennedy denunció la presencia de misiles y advirtió que todo ataque desde la isla sería respondido como si fuera un ataque soviético, y con el fin de impedir la entrada de más armamento se desplegó el bloqueo marítimo a Cuba a través del patrullaje de navíos estadounidenses al mismo tiempo que se exigía de manera enérgica el retiro de los misiles.
Proyecto de instalación de misiles soviéticos en Cuba, 1962
Esta coyuntura permitiría a la Unión Soviética colocar a los Estados Unidos en posición de jaque para forzarlo a dar una solución a la situación de Berlín que constituía un epicentro de tensión tras la construcción del muro, y a presionar una negociación referente a la instalación de misiles estadounidenses en Turquía.
El estado de tensión alcanzó su máximo nivel cuando barcos soviéticos, algunos escoltados por submarinos, se acercaban a la línea de bloqueo. El Pentágono (Departamento de Defensa de los Estados Unidos) puso a sus tropas en un estado de DEFCON2, que es el paso previo a la guerra general. Sin embargo, la mayoría de los 19 barcos soviéticos dieron la vuelta y los otros vararon alejados de la línea de bloqueo.
La amenaza de los misiles en Cuba, 1962
Instalación de misiles en el mundo en el escenario de la Guerra Fría
La postura firme del gobierno estadounidense obliga al máximo dirigente de la URSS, Nikita Kruschev, a ordenar el retiro de las embarcaciones soviéticas. Y aunque esto pareciera un fracaso y una intimidación para la URSS, lo cierto es que sus objetivos de conminar a un diálogo para llegar a acuerdos sobre aspectos que amenazaban sus áreas de influencia, y la propia seguridad territorial de la URSS se resolvieron satisfactoriamente: el retiro de los misiles de Cuba quedó condicionado al retiro de los misiles en Turquía por parte de los Estados Unidos, y a la promesa de que los estadounidenses no volverían a atacar Cuba.
Este episodio desarrollado en el contexto de la guerra fría es considerado como el incidente de máxima tensión y peligro en la historia de la humanidad ya que el mundo estuvo cerca del holocausto nuclear.
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