viernes, 12 de julio de 2019

LA ECONOMÍA MUNDIAL DESPUÉS DE 1973


LA CRISIS DE LOS AÑOS SETENTA
A principios de la década de 1970, las condiciones que habían permitido el crecimiento económico dieron señales de agotamiento. Las causas de esta crisis, que se extendió hasta los años 90 fueron explicadas de diferente manera. Algunos hicieron hincapié en el fin del petróleo barato, otros en las innovaciones tecnológicas que generaron desempleo, otros en el crecimiento de los salarios que provocaron inflación, etc. Después de más de veinte años de crecimiento sostenido se produjo un estancamiento y los empresarios —para no dejar de ganar tanto— transfirieron la disminución de sus ganancias a los otros sectores de la sociedad: los trabajadores, el Estado, etc.
La crisis del sistema monetario.-
El primer problema se evidenció en 1971 cuando EEUU devaluó el dólar abandonando su convertibilidad en oro.
Los grandes gastos de los gobiernos de EEUU, y especialmente los gastos ocasionados por la carrera armamanetista de la Guerra Fría (y sobretodo los gastos por la intervención en Vietnam), crearon un déficit (más gastos que ingresos) en ese país.
Para cubrir el déficit, EEUU creó más dólares, muchos más de los que podía respaldar con oro. Como EEUU pagaba lo que importaba con dólares, esta moneda inundó el mundo. En 1971 había más de 62 mil millones de dólares fuera de EEUU, mientras que sus reservas en oro llegaban a 10 millones. Los países de Europa Occidental trataban de convertir los dólares que circulaban en sus países en oro, enviando los billetes de la moneda norteamericana a EEUU. Así lo hacían desde 1945, pero, en 1971, el presidente de EEUU, Richard Nixon, suspendió la conversión de dólares en oro y devaluó el valor del dólar.
Los países europeos se negaron a acompañar la devaluación del dólar devaluando sus monedas y adoptaron un sistema de cambio de moneda flotante. El sistema creado en Breton Wood se venía abajo.
La crisis del petróleo.-
Otro problema se sumó en 1973 con el aumento del precio del petróleo que terminó con la energía barata. Los países capitalistas avanzados habían basado su crecimiento industrial en el uso del petróleo, una energía barata. Salvo EEUU, que poseía sus propias reservas (aunque también importaba), el resto de las potencias occidentales dependían del abastecimiento de petróleo desde otros países.
Los países árabes y Venezuela suministraban el 40% del petróleo mundial. Estos países habían decidido en 1960, crear una organización para defender sus intereses económicos: la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Los países árabes, que eran el grupo mayoritario dentro de la OPEP, respondieron al apoyo brindado por EEUU y Europa Occidental a Israel (que estaba en guerra con los países árabes) con un incremento del precio del petróleo; además se decidió limitar la cantidad de petróleo extraído. Entre 1973 y 1974 el precio del petróleo se multiplicó por cuatro. En 1979, al producirse la revolución islámica en Irán (que provocó la caída del emperador de Irán amigo de los gobiernos occidentales), el precio volvió a dar un salto. El precio del barril de petróleo que en 1973 estaba a casi 3 dólares, pasó a costar 30 dólares en 1980.
Como el petróleo era la principal fuente de energía, su aumento produjo serias consecuencias en las economías de los países industrializados que dependían de la importación de petróleo para su funcionamiento. Importantes restricciones en el consumo de energía, además del lógico encarecimiento de la misma, afectaron tanto a la industria como la vida diaria de la gente que no podía utilizar su automóvil o tenía horarios limitados para ver televisión o para hacer uso de otros electrodomésticos.
EEUU fue uno de los más afectados. Las ciudades norteamericanas, muy extendidas, con enormes núcleos urbanos de casas residenciales dispersas, dependían del automóvil como principal medio de transporte, de modo que se utilizaban combustible de forma masiva. Entre 1945 y finales de los años '70, Occidente y Japón consumían más petróleo que nunca. Sólo en Estados Unidos, el consumo se había duplicado entre 1945 y 1974. Con un 6% de la población mundial, EEUU consumía el 33% de la energía de todo el mundo. El consumo diario disminuyó en un 6,1% entre septiembre y febrero, y un 7% durante el verano de 1974, cuando Estados Unidos sufrió el primer período de escasez de combustible desde la Segunda Guerra Mundial. Las escuelas y oficinas en EEUU tuvieron que cerrar a menudo para ahorrar el combustible de la calefacción, y las fábricas tuvieron que reducir la producción y despedir trabajadores. En Francia, la crisis del petróleo puso fin al período conocido como “Los Treinta Gloriosos”, los últimos 30 años de alto crecimiento económico, y comenzaron los años de desempleo permanente.
Pero antes de la suba del precio del petróleo la rentabilidad de las empresas ya había disminuido, por lo tanto no fue la crisis del petróleo el único o el principal motivo de la crisis económica. Si aceleró un proceso ya iniciado de estancamiento e inflación.
Los países capitalistas se vieron afectados al disminuir la tasa de ganancia de las empresas. Los precios aumentaron (inflación) y también el desempleo. La crisis terminó con el pleno empleo que se venía dando desde la Segunda Guerra Mundial. La combinación del bajo crecimiento económico y el desempleo, puso en dificultades al estado de bienestar: mientras disminuían los ingresos del estado por que había menos empresas pagando impuestos, aumentaban las demandas sociales, por ejemplo los seguros de desempleo. Mientras había altas ganancias, a las empresas no les importaba distribuir parte de esa ganancias, pero ahora que las ganancias eran menores no pensaban igual.
Los gobiernos y los empresarios tomaron medidas para recuperar la ganancia de las empresas y reducir los gastos del estado. Los costos de la crisis fueron pagados por los trabajadores

DESEMPLEO Y EXCLUSIÓN
Las consecuencias de la crisis del petróleo combinadas con las políticas neoliberales y los cambios en la forma de trabajo en las fábricas (robotización, teletrabajo, etc), han provocado la precarización de las relaciones laborales.
El contrato de trabajo estable  por un tiempo indeterminado, que permitía al trabajador “hacer carrera” dentro de una empresa, ir ascendiendo con la antigüedad y mejorar su salario, ha ido desapareciendo. Así como se ha extendido el desempleo, el empleo se ha hecho precario: contratos a termino (sólo por un tiempo determinado o al terminar una tarea), trabajo de jornada parcial (part-time), sub-contratación, etc. El desempleo y la precarización  del empleo provocaron la caída de los salarios y el empobrecimiento de las clases medias y bajas de las zonas industriales. La desocupación y la precarización afectan a todos los trabajadores, pero sobretodo a mujeres y jóvenes.
El crecimiento del Producto Bruto Interno se frenó. En los países desarrollados, que venían creciendo a una tasa del 4% anual, el crecimiento fue menor al 1% e incluso con tasas negativas. Estos países fueron sustituyendo el sector industrial por el de servicios, perdiendo peso las industrias clásicas, que se fueron trasladando hacia países subdesarrollados, fenómeno conocido como “deslocalización industrial”. Esto también afectó el empleo de los países industrializados: se perdieron los empleos vinculados a las fábricas y surgieron otros vinculados a los servicios y especialmente  vinculados a la revolución científico-técnica (programadores, operadores de informática, diseñadores, etc).
En los países de Europa Occidental la crisis provocó la pérdida del gobierno por parte de los partidos socialdemócratas (centro izquierda) y el triunfo de los partidos conservadores. El descontento social y político se canalizó a través de nuevas formas de expresión, como los movimientos ecologistas y feministas. El desempleo y el descontento estimularon el resurgimiento de partidos nacionalistas de extrema derecha y neo-nazis.

EL NEOLIBERALISMO
A partir de la segunda mitad de los años 70 resurgieron las ideas liberales y se pusieron en práctica a través de los gobiernos de los países industrializados en los años 80. Estas ideas fueron conocidas como “neo-liberalismo” haciendo alusión a que intentaban retomar las ideas económicas liberales impulsadas por Adam Smith en el siglo XVIII.
El neoliberalismo fue difundido por un grupo de economistas encabezados por Friedrich Hayek y Milton Friedman. El presidente de EEUU Ronald Reagan y la Primera Ministra de Inglaterra Margaret Tatcher fueron dos de los gobernantes que aplicaron el neoliberalismo a través de la llamada “revolución conservadora”. Los neoliberales sostenían que:
- el estado debía intervenir lo menos posible en la economía;
- se debían privatizar las empresas estatales;
- se debía regular los precios y los salarios por el mercado (oferta y demanda) y no por el estado;
- el estado debía gastar menos en educación, salud y beneficios sociales, para de esa manera cobrar menos impuestos a las empresas y estas, al ver que podían ganar más, invirtieran más y generaran más empleo.
- el estado debía permitir a los empresarios el libre accionar, pero debía limitar la acción de los sindicatos porque estos con sus reclamos perjudicaban la acumulación del capital.
Muchos gobiernos conservadores tanto en países desarrollados como subdesarrollados aplicaron las ideas neoliberales. La desaparición de la URSS y del bloque socialista en los años 90, eliminó la posibilidad de una alternativa distinta para los trabajadores, por lo tanto fue más fácil a los gobiernos capitalistas aplicar medidas que parecían tan impopulares. Además los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial tomaron las ideas neoliberales como las más acertadas y obligaron a los países a los que daban préstamos a ponerlas en  práctica.

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